miércoles, 12 de septiembre de 2018

RTVE: SOLUCIONES PARA UN MEDIO MALDITO.


Llevamos décadas de polémicas con RTVE. Recuerdo los tiempos en los que tenía doble financiación, pública y privada (publicidad), y, aun así, era un desastre para las arcas del estado. Como pasaba con las cajas de ahorros, toda empresa gestionada por políticos, a los que nadie pide responsabilidades por una gestión nefasta, acaba siendo un enorme agujero en el bolsillo del contribuyente. 

Televisión Española ha sido un nido de clientelismo y un aparato propagandístico, gestionada por verdaderos patanes, desde el inicio de la democracia.

Ahora nos llevamos las manos a la cabeza cuando, con la llegada del PSOE, se está echando a los del PP para poner a los suyos (exactamente como hizo el PP antes). Esto implica que todo seguirá siendo igual. Propaganda, mala gestión y chorreo de dinero para el contribuyente.

Luego escuchas a los políticos y todos quiere convertir Televisión Española en un medio plural y un servicio público, además de un medio viable.

Pues, señores, esto tiene fácil solución. 

1º Contratar a Director General de contrastada experiencia y plenos poderes, al que se le puedan exigir resultados.

2º Prohibir cargos políticos (gente con carnet de partido) en cualquier estamento directivo de la cadena.

3º Los informativos nunca podrán ser plurales e independientes, porque todo periodista tiene ideología (como cualquier persona). La solución es, o bien suprimirlos, o, como servicio público, entregar ese tiempo a distintas líneas editoriales, de distintas ideologías, para que produzcan los telediarios de cada día. Es decir, el lunes se encarga El País, el martes Público, el miércoles ABC, el jueves El Mundo…y así sucesivamente.

4º Realizar contenidos de calidad y exportables. 

Con estas cuatro ideas, se podría dar un cambio sustancial a lo que hoy conocemos como televisión pública. Sin embargo, es algo que nunca ocurrirá. 

La herramienta propagandística es algo irrenunciable para cualquier partido político. Y les da igual arruinar el prestigio del medio y al contribuyente. Todo sea para manipularnos y transformarnos en lo único que somos para ellos. Un voto.

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