miércoles, 27 de octubre de 2021

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: UNA VENTANA AL ABISMO

 


Los medios de comunicación son la ventana a la que se asoma la sociedad para contemplar la realidad. 

En los últimos 25 años el periodismo se ha tenido que adaptar a una evolución tecnológica y a un mercado muy fragmentado, que le ha obligado a competir por su supervivencia, teniendo que adaptar sus principios al contexto actual. Atrás quedaron los tiempos de contrastar informaciones y buscar la verdad. Ahora lo importante es atraer al mayor número de lectores/espectadores y no importa el cómo. Se magnifican las noticias, para hacerlas lo más impactantes posible. Se alimenta el morbo y se busca la polémica, el enfrentamiento, la discordia…todo lo necesario para “enganchar” al público.

Y el ciudadano, que se asoma a esa ventana, solo ve eso y siente miedo. Y esos miedos nos han convertido en una sociedad atemorizada.

Cuando yo era pequeño, me tiraba el día jugando en la calle. En mi barrio, toda la gente se conocía y existía una confianza que permitía que jugara sin la compañía constante de un adulto. Y todo eso se ha perdido porque si se secuestra un niño en la otra punta del mundo, te lo cuentan como si hubiera pasado en la calle de al lado. Y cuanto más sórdido sea el asunto, más minutos le dedicaremos y más explícitos seremos. Tocaremos los sentimientos de la gente para convertir ese hecho excepcional, esa posibilidad remota, en una realidad probable y posible. La imagen que los medios nos dan de la realidad nos ha convertido en seres desconfiados, que no pueden perder de vista a sus hijos ni un minuto, porque no vaya a ser que se los lleven y los maten. 

En una ciudad como Madrid con más de tres millones de habitantes, se asesinaron a tres personas en el primer trimestre del año 2021. Una persona de media al mes. ¿De verdad tenemos razones para temer por la vida de nuestros hijos? En cuanto a secuestros (en general, no hablo solo de niños) hubo tres denuncias en el primer trimestre. ¿Existen razones de peso para pensar que pueden secuestrarte a un hijo? Estadísticamente, es más probable que te toque la lotería. Y no vamos por el mundo gastando dinero como si nos hubiera tocado, pero si vamos con el miedo constante a que se lleven a nuestros hijos.

Y esto es debido a ese mundo atroz que vemos por la ventana y que nos aterroriza. Miedo a tener un accidente, miedo a las bandas latinas, miedo a que tu vecino sea un psicópata o un pedófilo. O que lo sea el cura del pueblo, o el entrenador de futbol del crio, o el tío que le vende golosinas. Que nos violen grupalmente a nuestras hijas o que un grupo de chavales le den una paliza a nuestro hijo porque sí o que nos ocupen la casa cuando no estemos…miedo, miedo, miedo.

Si el peor enemigo de la vida es el miedo, estamos matando a nuestra sociedad. 

Nunca han existido tantos niveles de estrés y de ansiedad. El consumo de ansiolíticos y relajantes no para de batir récords. Y es que se nos hace cuesta arriba enfrentarnos a un mundo lleno de desconfianza, de odio y de amenazas. Amenazas tan terribles como el clima. Y no hablo de tifones, terremotos o huracanes. Hacemos noticia de un mes de agosto a 40º y ahondamos de los peligros que conlleva. Convertimos hechos corrientes en riesgos potenciales. Lo cotidiano en una posible tragedia.

Objetivamente, el mundo no ha dejado de mejorar a lo largo de la historia. Cada vez somos más civilizados, más comprometidos y menos violentos. Siempre existirá gente que cometa atrocidades, pero no podemos convertir las excepciones en norma y desarrollar nuestro día a día a partir de ellas. 

Los medios tienen una responsabilidad respecto al mundo que están creando. Porque si reflejamos lo bueno que tiene el mundo, puede que la gente vuelva a confiar en la sociedad y no se sientan tan solos, tan alienados, y tan llenos de miedo.

Pero sé que esto no pasará. La supervivencia de los medios depende de la audiencia y es más fácil atraer a la gente a través del morbo, alimentando la polarización y mostrando violencia, que reflejando lo cotidiano. Tan solo hay que asomarse al cine para entender que es mucho más sencillo hacer un “blockbuster” de una película de acción, que de una costumbrista o de amor.

Se que es difícil dejar de mirar por esa puñetera ventana que apunta siempre hacia el lado más oscuro del mundo. Quizás deberíamos cerrar las cortinas y salir a la calle para poder disfrutar de la libertad de contemplar una realidad menos impactante, pero mucho más amable.


martes, 26 de octubre de 2021

ESPERANDO LA TORMENTA ECONÓMICA PERFECTA

 


La actual crisis de la energía, del transporte y de las materias primas está sacando a la luz las carencias de los estados democráticos en un mundo globalizado.

En España estamos siendo conscientes de la gran dependencia que tenemos del mercado internacional para, prácticamente, todo. De esto deberíamos aprender que se debería garantizar un mínimo de autoabastecimiento. Deberíamos ser capaces de generar, al menos, un 40% de nuestra energía. No acabar del todo con nuestra minería de carbón, con nuestras centrales térmicas y nucleares. Aprovechar mejor la energía solar en un país con tantas horas de sol.

También deberíamos tener lugares de almacenaje de petróleo, gas y grandes materias primas que nos permitieran comprar cuando el precio es bajo y almacenarlo, para no depender tanto de un mercado tan cambiante.

Por otro lado, deberíamos fomentar la fabricación propia. Incentivar de alguna manera nuestra producción industrial, para poder afrontar, en un momento dado, una desconexión del mercado internacional.

Nuestra enorme deuda exterior, junto con nuestra gran dependencia comercial, nos convierte en un país débil. Dependiente de las subastas de deuda y de los vaivenes de la economía internacional. No tenemos ninguna fuerza dentro de Europa y tenemos que pedir aprobación para cada paso que damos porque sin su dinero, no somos nada.

Quizás esto no suene políticamente correcto, pero Trump quizás tenía mas razón de la que pensamos con su “American First”. A lo mejor nosotros necesitamos un “España Primero” en el que se redimensiones una administración monstruosa, se controle el gasto público y se eliminen cientos de subvenciones estúpidas que solo sirven para satisfacer estómagos agradecidos.  Controlar el gasto para reducir la deuda y no depender tanto de nuestros acreedores. 

Fomentar nuestra propia industria. Una industria ofrezca calidad, por encima de cantidad o de precio. Que cree puestos de trabajo aquí y que nos permita exportar al mundo.

Analizar nuestra capacidad de generar energía e implementarla para que sea lo mas segura, barata y eficiente para nosotros.

Si controlásemos el gasto, la producción y la energía seríamos mas fuertes, mas estables, mas libres y, sobre todo, menos dependientes.

Pero en un país en el que la clase política se centra en escupirse a la cara y en alimentar nuestras diferencias. En generar odio entre nosotros de todas las maneras posibles (entre regiones, entre clases sociales, entre sexos, entre razas…), todo esto es una quimera.

Quizás algún día llegue una generación de políticos a los que, realmente les importe este país y que tengan la capacidad de trabajar juntos para sacar lo mejor de nosotros. Pero ahora mismo es impensable. 

Somos España, un país donde el sentido común es ciencia ficción.


viernes, 19 de febrero de 2021

Y ESTE MUNDO SEGUIRÁ DANDO VUELTAS

 


Este mundo lleva dando vueltas millones de años y seguirá dándolas cuando ya no estemos. Da igual lo terribles o pequeños que sean nuestros problemas, o si mañana estaremos o no. El mundo seguirá girando y buscando otro mañana, otro comienzo, otro problema, otra solución.

Y dentro de esta suerte de tiempo infinito, podemos anclarnos en el pasado y vivir en nuestros mejores recuerdos, envueltos en una manta de melancolía. O cargando con penas, desgracias y rencores ya pasados. 

También se puede vivir mirando al futuro. Como quien observa un escaparate desde la calle. Quizás temiendo el mañana, atados por cadenas forjadas por el miedo. O soñando con futuros perfectos e improbables. Pero mientras miramos ese escaparate, la vida pasa a nuestro lado. Esa vida, que pertenece al presente, contiene lo real, lo tangible, es donde se fragua el futuro y se diluye el pasado. Un pasado que vive en nuestra memoria y un futuro incierto. Al final, solo el presente es la verdadera vida.

 No nos podemos engañar, esa vida no es siempre bella. Es más, puede llegar a ser cruel en algunas etapas. Pero esa capacidad de cambio debe ser la esperanza de aquellos que viven un mal momento. Al final todo acaba pasando. Al final todo acaba llegando. Porque el mundo seguirá girando. Y habrá otro mañana, otro comienzo. Quizás otro problema. Quizás otra solución.