Aunque sabemos que la vida es finita y que esta podría acabarse mañana, aprovechamos poco lo bueno que nos da, y nos entretenemos muchísimo con aquello que nos aflige, estresa y entristece.
Es más, parece que intentamos complicar aquello que nos deleita, para que sea difícil de conseguirlo. Un ejemplo de ello es el sexo. Es placentero, es salud, y no solo para el cuerpo, también para la mente. Pues nosotros lo convertimos en algo tabú, en algo sórdido. Si reconoces que te gusta, siendo hombre, eres un salido y, si eres mujer, eres una puta. Y esto que comento es la realidad social, es lo que pasa en la calle.
Y, ¿porque? ¿Por qué nos castigamos así? ¿Por qué somos tan gilipollas? ¿Por qué tendemos a complicarlo todo? ¿No podríamos simplificar las cosas?
Las relaciones personales, el amor, el deseo…todo tiene que pasar por el puñetero filtro de las normas sociales que nos hacen aparentar lo que no somos y hacer cosas que no queremos y todo para quedar bien con gente, que a lo mejor ni le importamos.
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