miércoles, 3 de octubre de 2018

POLÍTICOS: EL CÁNCER QUE MATA NUESTRA SOCIEDAD


Esta crisis ha hecho que la vida cambie para casi todos. Y digo casi todos porque a los políticos sigue sin afectarles. 

Seguimos teniendo unas administraciones públicas monstruosas, con un excesivo número de funcionarios en unos departamentos y falta de ellos en otros. Un estado de las autonomías que hace aguas por todos los lados y que nació para encajar “territorios históricos” y para acercar la administración al ciudadano.  Pues, aparte de generar desigualdad, para poco más ha servido. Pero seguimos manteniendo decenas de parlamentos autonómicos y multitud de administraciones duplicadas. Además de las televisiones locales, que no sirven para nada. 

Y nadie tiene verdadero interés en abrir este melón. Esta gente hace tiempo que se olvidó que representa a los ciudadanos. Antes existía una izquierda que parecía luchar contra la desigualdad, pero lo que tenemos ahora no sé cómo llamarlo. Seres supremos que exigen pulcritud a los demás, pero se olvidan de sí mismos. 

Tenemos a PODEMOS. Con profesores de universidad mediocres que hacen informes para gobiernos prácticamente dictatoriales por medio millones de dólares. Otros que contratan asistentes personales sin contrato. Vendedores de humildad que se compran mansiones de 600.000 euros. Concejales que, en vez de representar de la ley y el orden, apoyan todo lo contrario.

O al PSOE, que se presenta como adalid contra la corrupción, cuando en Andalucía han sustraído cientos de millones de euros de los EREs y la formación. Que presentan doctorados precocinados, cuando hace unos meses denunciaban esta práctica. Que mantienen ministros que se han aprovechas de ingeniería financiera para pagar menos impuestos, cuando hace unos meses también denunciaban estas prácticas. Que pactan con gente con la que decían que jamás pactarían. Que, en vez de igualdad, están trayendo más deuda pública, más paro y espantando al inversor extranjero.

Estamos solos. Nadie nos representa, ni mira por nuestros intereses. Apenas podemos llamarnos país, cuando nuestros propios habitantes pitan nuestro himno y queman nuestra bandera. Nos manipulan, nos utilizan y nos ponen a los unos contra los otros. Solo nos aportan problemas y crispación. Nada de soluciones.

Ellos, que deberían mirar por nuestro bienestar, están matándonos como sociedad. 

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