Fijémonos en el reflejo que hacia el cine español de las clases humildes durante la dictadura y en democracia.
Durante la dictadura, las clases humildes eran generosas, buenas y felices. Cualquier película de Joselito, o Marisol es un ejemplo claro.
En los 80, una vez terminada la dictadura, vemos otros retratos bastante menos dulcificados y mucho más duros. Cualquier película de Almodóvar de aquella época, como “Que he hecho yo para merecer esto”, muestra, con cierta poesía, las dificultades de los barrios más humildes. O el cine de delincuentes, mostrándolos casi como héroes, como en el Pico, el Vaquilla o el Torete.
Y es que en la dictadura, interesaba que el pobre pareciera feliz siendo pobre y que el rico, que al final tenía buen corazón, acabara ayudándole. En los años en los que la izquierda tuvo el poder, el rico era el malo e insensible y la clase trabajadora la víctima. Pero la realidad es siempre igual, solo cambian los ojos que miran…
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