martes, 10 de octubre de 2017

CARTA ABIERTA AL SR. PUIGDEMONT



Estimado Sr. Puigdemont,

Sé que mucha gente en estos días habrá apelado a su sentido común y supongo que muchos, con argumentos mejores que los míos.

Supongo que sentirá observado por los ojos de la historia, que le convertirán en héroe o en villano. Le recuerdo que, desde los tiempos de las colonias, ningún político que haya fragmentado una sociedad o un país, ha pasado a la historia como héroe. Muchos de ellos fueron juzgados en el tribunal de la Haya.

Le escribo esta carta porque tengo miedo. Sé que esta semilla de rencor no la sembró usted, pero ahora mismo se extiende por toda España. Aunque no lo crea, hay gente en todo el país que les apoya. Su causa está rompiendo amistades y familias y genera odio y división. Es lo que usted está aportando al mundo.

Le recuerdo que no puede ganar. Espero que no lleguemos a tanto pero, en caso de conflicto, somos más de 40 millones de personas. Nosotros tenemos ejército y ustedes no. Nosotros tenemos apoyo internacional y ustedes no.

También le recuerdo que la historia siempre la escriben los vencedores. Quizás consiga pasar a ella, pero probablemente como alguien funesto y como responsable de todas las victimas que este conflicto genere.

Quizás este exagerando y esto no acabe en guerra. Pero, ¿sabe que es lo que sobre todo me asusta? Que durante toda la democracia España tuvo un cáncer que se llamó ETA. Que esta organización tenía bastante menos respaldo social que el que usted tiene ahora, pero el odio era el mismo. Está creando un caldo de cultivo para que los radicalismos se transformen en terrorismo y, de esto, sí que será responsable.

Españoles, catalanes, vascos, ingleses, chinos…solo queremos tener un trabajo digno, alguien nuestro lado que nos ame, que nuestros hijos estén sanos y ser felices.

Banderas, fronteras, lenguas, nacionalidades…herramientas de la política para manipular y manejar a las masas. Estos no son nuestros problemas reales y usted lo sabe.

Está despertando el fantasma del terrorismo, de la confrontación social y, ojalá no sea así, de la guerra civil.

Por el futuro de Cataluña, de España, de Europa y, sobre todo, por el futuro de nuestros hijos; no declare la independencia.

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