lunes, 13 de febrero de 2017

DESCIFRANDO LA MEMORIA


No sé si os pasa a vosotros pero, conforme uno se hace mayor la memoria se vuelve más frágil. Parece que los recuerdos de juventud tienen una huella más profunda que aquellos que generamos en la madurez. Yo puedo recordar perfectamente título, director, actores principales o incluso quien compuso la música de los éxitos cinematográficos de los 80 y 90, pero me cuesta una barbaridad recordad el título de la película que vi ayer.

Dicen que cuando alcanzas la madurez las preocupaciones hacen que tu mente no preste la debida atención a los acontecimientos que vives y es por eso que, al darle menos importancia, su huella en nuestra memoria es menos y, por lo tanto, lo olvidamos antes.

Yo creo que el motivo por el cual recordamos mejor los acontecimientos de nuestra juventud es por necesidad. Si con el tiempo nuestros recuerdos se fueran borrando como huellas en una playa, al final de nuestra vida lo que quedaría más nítido serian nuestros achaques, nuestra impotencia de querer hacer cosas y no poder, nuestra torpeza o nuestra soledad.

Es importante que, al final de nuestra vida, recordemos que un día fuimos jóvenes, hicimos locuras y amamos con pasión. Que podamos hacer un balance y que nuestra memoria nos ayude a que sea positivo. Que olvide un poco nuestro ocaso y de más brillo a nuestra mejor momento. Que podamos irnos de este mundo con una sonrisa en los labios.

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