lunes, 19 de diciembre de 2016

APRENDIENDO DE LAS DERROTAS


Hay veces en la vida que uno tiene que echarle valor y hacer lo que le dicta el corazón. Quizás nunca lo hayas hecho antes por timidez o por cobardía. A lo mejor llevas tiempo enamorado de esa chica que tanto te gusta. Piensas que tú también le gustas, pero solo te atreves a ser su amigo. Prefieres conformarte con su amistad, a arriesgarte y perderla para siempre.

Pero un día te sube un escalofrío desde el estómago y se transforma en palabras que brotan de tu boca. Y se lo confiesas mirándola a los ojos. Y sus ojos miran al suelo, como rebuscando las palabras adecuadas entre los restos de vuestra amistad. Tú ya sabes cuál será su respuesta y te sientes morir por dentro. Ella balbucea frases que intentan hacerte el menor daño posible, aunque se clavan en ese corazón que acabas de mostrarle. La conversación dura poco.

Cuando ella se va, te sientes destrozado. Una voz en tu mente no para de llamarte imbécil y te sientes morir.

Lo que no imaginas es lo que esta derrota supondrá para el resto de tu vida. Derrota que, con el tiempo, se transformará en una simple anécdota. Lo que si permanecerá será el valor que demostraste. Ese valor te acompañará el resto de tu vida y forjará tu carácter.

La derrota de hoy, se convertirá en el triunfo de mañana.

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