Hay dos problemas que solemos tener los padres. Pensamos que los niños son un disco en blanco en que grabamos lo que queremos. Pero existe una parte del carácter que es innato. Hay bebés que ven una escalera y se tiran de cabeza, y hay otros que les da miedo bajarla.
Otro problema que tenemos los padres es que el amor ciega. Hay veces que tienes un hijo que es un puñetero energúmeno y tú no lo ves. Piensas que son los amigos, el entorno y obcecas el “buen fondo” que tiene.
¿Cómo conseguir sean buenas personas? Educándoles en la empatía y la generosidad.
Si un niño no tiene la capacidad de ponerse en el lugar de los demás para valorar las consecuencias de sus acciones y, además, solo piensa en sí mismo, señores, tenemos un cabrón en potencia que, destrozará la vida a toda persona que se le acerque.
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