Vaya afirmación, ¿verdad? Pero es una gran verdad. No hay nada más triste que vivir, sin realmente haber vivido.
Si eres de esas personas, entre las que me incluyo, de las que se arrepiente más de lo que no ha hecho, que de lo que ha hecho, entenderás perfectamente el título del artículo.
Y es que es cierto, vivimos atenazados por el miedo al fracaso, a la vergüenza, al ridículo…Es cierto que la sociedad de la información en la que vivimos maximiza nuestros errores y si un día metes la pata, probablemente haya alguien que lo comente en las redes sociales y al día siguiente seas el hazme reír de todos tus conocidos. Pero también es cierto que todo se olvida igual de rápido y mañana otro será el protagonista. Y da igual lo ridículo, o vergonzoso que sea lo que has hecho, porque se olvidará.
Por eso, hay que arriesgar y vencer al miedo. Hay que vivir.
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